EL
CONFIDENCIAL
5 octubre
2016
Amor Sáez
Si las mujeres recurren a la cirugía íntima para rejuvenecer sus
genitales, ¿por qué no habrían de hacerlo también los hombres? El objetivo, conseguir
un escroto sin arrugas. Los expertos nos lo cuentan.
Inyectarse
bótox en el escroto –bolsa de piel rugosa que cubre
los testículos- para paralizar los músculos, disminuir las arrugas y hacer así
que los testículos parezcan mucho más grandes es la última excentricidad
estética a la que parece que están sucumbiendo algunos hombres. ¿Tiene algún
sentido?. ‘Si relajas con inyecciones de bótox un
músculo subcutáneo que hay bajo la piel, y que es el responsable de que se
formen arrugas en el escroto, la piel queda lisa y parece que los testículos
son más grandes”, explica el cirujano plástico Daniel Arenas.
La moda
se llama 'scrotox', viene de EEUU (¡cómo no!) y en el
Reino Unido ya se han hecho eco de la técnica diarios sensacionalistas como 'The Mirror' y 'The Sun'. Es más, según expertos citados por el diario
británico 'The Mirror', el
número de hombres que habrían solicitado la técnica se ha duplicado en el
último año. El tratamiento tiene, a primera vista, tres claros inconvenientes:
cuesta 3.200 euros, prohíbe mantener relaciones sexuales durante seis semanas y
su duración es de entre cuatro y seis meses, como cualquier toxina botulínica.
En contra
·
No está autorizado. En España, el uso autorizado de la toxina botulínica
sigue siendo el tratamiento de las arrugas de expresión del tercio superior
–entrecejo, frente y patas de gallo-, aunque es cierto que los médicos siempre
han ido mucho más allá y a día de hoy también se pincha en la punta de la nariz
para elevarla, en el contorno peribucal para eliminar
el código de barras, en las comisuras para acabar con la cara de pena, en el
cuello y el escote para rejuvenecerlo, y hasta en el pecho para elevarlo –la
técnica se conoce como 'breastox' y la practica el
cirujano plástico Daniel Arenas en nuestro país-. Este mismo experto advierte:
“El 'scrotox' no está autorizado y eso supone que no
está respaldado legalmente y que si hay algún efecto secundario, el responsable
directo es el médico”.
·
Tiene efectos
antiestéticos. Es una técnica que, aunque
indolora –siempre que se aplique crema anestésica tipo Emla
en la zona-, estropea más de lo que puede llegar a arreglar. “Es un poco
contradictoria. Al relajar la piel del escroto parece que los testículos son
más grandes, no están tan escondidos y asoman más hacia afuera, pero también
haces que cuelguen más y esto da sensación de envejecimiento genital”, advierte
el Dr. Arenas. Es decir, consigues unos testículos más tersos y relajados, pero
como “las casas colgantes de Cuenca”. Pero es que, además, puede tener un
efecto secundario importante: “Los músculos del escroto se contraen y relajan
para acercar o alejar los testículos y así conseguir que tengan una temperatura
constante. Si alteras estos músculos, también puedes llegar a interferir en la
correcta producción de espermatozoides”, advierte la dermatóloga Elia Roo.
·
Un precio
desorbitado. Su precio es totalmente
desorbitado e injustificado. “El músculo del escroto es muy finito y harían
falta como mucho entre 10 y 20 unidades de bótox por
lado, que se pondrían en varios puntos de la bolsa. En el caso del pecho, por
ejemplo, se ponen 50 unidades en total y cobramos 600 €”, asegura Arenas. Todos
los expertos coinciden en que su precio es un disparate. “Es un “absoluto
disparate” puesto que multiplica por 100 el precio medio de una inyección de bótox que suele rondar los 300 €”, añade el cirujano
plástico Moisés Martín Anaya
·
Seis semanas sin
sexo. Tampoco está justificada la
prohibición de mantener relaciones sexuales durante 6 semanas después del
tratamiento. Cuando se inyecta bótox en la cara se
aconseja a los pacientes esperar 24 horas para realizar actividades
extenuantes, no masajearse la zona ni acostarse las 4 o 5 horas posteriores al
tratamiento, pero nada de mes y medio inactivo. “No veo útil un tratamiento que
dura un máximo de 6 meses e impide tener relaciones sexuales durante 6
semanas”, apunta el Dr. Martín Anaya.
A favor
Lo
único que sí podría solucionar es la sudoración en la zona, tal y como ha
afirmado Mark Norfolk, director médico de la Clínica Transform
(Manchester, Reino Unido), al diario 'The Sun'. “La
toxina no deja de ser un fármaco y bloquea la acetilcolina en las glándulas
sudoríparas del escroto”, corrobora el Dr. Arenas. “Se podría plantear pinchar
dosis muy bajas, muy superficiales y muy diluidas en la ingle, el periné y la
zona perianal, en caso de sudoración excesiva, pero
habría que estudiar muy bien el caso”, concluye la Dra. Roo.
Por
último, la obsesión de muchos hombres con el tamaño puede ser síntoma de un
problema psicológico más que físico y aquí el bótox
nada puede hacer… El diván sí.